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jueves, 13 de diciembre de 2012

CUCARRETE Y LOS NACIMIENTOS



El objetivo del día era llegar a la inmediaciones de Cucarrete para contemplar unos nacimientos de agua y una serie de pequeñas cascadas, en el arroyo del mismo nombre.

La ruta la iniciamos en el Camino de Algaz ,según una placa ,y que en los mapas se denomina de Algar.


La mañana amaneció con una espesa niebla, aunque la luz ya empezaba a penetrar en el pinar dejando bonitas imágenes.



        Un buen ejemplar de alcornoque en el camino.













                       Aquí nos desviamos a la izquierda. Al frente, se llega a las cuevas de Algar.


Un curioso acebuche con su fruto blanco.

                                                          Al fondo, la Mesa de Algar, todavía con un poco de niebla
                                  Chumbera cilíndrica, Austrocylindropuntia subulata

                 El camino va jalonado de acebuches y algún que otro enorme ejemplar de pino.
                           Detalle de la gallina en su nidal aéreo y el exceso de producción

                           Trinchera a orilla del camino donde aparecen algunas conchas marinas.



Iris planifolia 

                 Como dicen en Chiclana, calistro (Eucalipto)   y acebuche                                  
Abandonamos el camino y  nos desviamos por una cañada más estrecha y repleta de acebuches. Esta parte no es apta para vehículos (qué bien).
Aquí encontramos la dificultad del barro en un tramo. Las pergañas hicieron su aparición.

                                              La cosa mejora al llegar a una zona arenosa.

                                        La humedad hace a esta zona muy apta para las setas






                                   Phallus impudicus
El camino termina en la carretera (según he leído después, tendríamos que haber encontrado otra vereda que estaría oculta en el espeso acebuchal). Tomamos un tentempié en la Venta Los Faisanes y aprovechamos para preguntar por la situación de los nacimientos. Pero el lugar está blindado con las desagradables alambradas. Aparecen, incluso, cortando el cauce del arroyo. Hicimos varios intentos, pero fue inútil.
Optamos por continuar caminando hacia los molinos. Allí nos encontramos con el mismo problema: alambradas y más alambradas (para que c... anuncian en las guías estos lugares y luego no se pueden visitar)
Con mucho trabajito logré sacar esta fotografía de uno de los molinos.
Aquí hubo, hasta hace poco, un restaurante. Se podía visitar el molino. Ahora hay rejas y alambres. El agua corre todavía por sus canales.

Decidimos volver por una carretera, es un decir, que lleva a Los Badalejos y que atraviesa una zona que en otros tiempos estuvo dedicada a los invernaderos.

                                                                                                                                     Fruto de la asclepia y sus semillas

Volvimos a intentar, llegar hasta el arroyo, entrando por un huerto, pero era imposible. Aquí se han gastado toneladas de alambre. Esto es increible.
Nos colamos en otra finca, pasando bajo la cerca. Llegamos hasta el arroyo. Vimos una pequeña presa y lo que parecía un brote de agua. Como verán, con un hinco en pleno nacimiento.


Un poco defraudados, por no haber conseguido nuestro objetivo, seguimos nuestro camino de vuelta.



                                                  El camino está cercado de cañas
Triste aspecto de los invernaderos abandonados que los gordolobos han aprovechado para crecer en su interior
Campo de cultivo preparado para la próxima temporada. Las cañas, me imagino, se utilizan como cortavientos para protegerse  del levante que azota estos lugares.



                   Pasados los invernaderos, llegamos otra vez al pinar y al final del recorrido (unos 10  km.)

Medina Sidonia desde la Cañada de la Mesa Baja. 

Desde aquí, otro día, iremos hasta la Mesa de Algar, y por qué no,  haremos un nuevo intento de conocer los nacimientos y las cascadas, acompañados, eso si, de unos buenos alicates.