Si paseamos por las arenas de La Cortadura (Cádiz) podemos encontrar, a la altura del Ventorrillo del Chato, un camino empedrado. Se trata de la Vía Augusta. La construyeron los romanos y estuvo en uso hasta hace relativamente poco tiempo. Data del siglo I y IV después de Cristo y fue la calzada romana más larga de Hispania. Su longitud aproximada alcanzó los de 1.500 km desde los Pirineos hasta Cádiz, bordeando todo el Mediterráneo. Actualmente, se conservan restos emergentes de los muros de delimitación y de la base de la calzada. Hasta el siglo XVIII estuvo en uso como parte del conocido como el Camino del Arrecife, que conectaba la isla de Cádiz con la península ibérica.
Los muros de delimitación aparecen y desaparecen bajo la arena según los vientos que soplen.
Según el catálogo del Patrimonio Arqueológico del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el estado de conservación es bajo, estando muy deteriorados los restos que asoman entre la arena de La Cortadura. En la época romana, las aguas estaban más retiradas que en la actualidad, de ahí que el camino central del istmo gaditano parezca que discurra ahora por la playa cuando hace siglos era la parte central de la ínsula gaditana.