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jueves, 20 de enero de 2011

CAMINANDO CON EL ABUELO JUAN (SIERRA VALLEJA)


1.- Inicio ruta    2.- El Higueral

Después de las «cuestecitas» por el Genal, ayer miércoles, dirigí mis pasos hacia la zona del pantano de Guadalcacín, a Sierra Valleja.
En esta ocasión voy acompañado del abuelo Juan y de nuestro amigo jerezano Amarillo.
Tomamos el consabido cafelito mañanero en el cruce de El Pedroso, punto de reunión en esta ocasión. Desde allí, nos dirigimos en coche hacia San José del Valle y a la presa del pantano. Sería el inicio de nuestra caminata.
Nada más llegar, desenfundamos las cámaras y empezó la función de captar todo aquello que se pusiera delante nuestro. Lo primero, una crucífera denominada Moricandia moricandioides subsp. baetica (¡vaya nombrecito!),  que por lo visto le van estos terrenos calizos. Estaba en el talud, por el que iniciamos un pequeño, pero dificultoso, ascenso(aquí noté las agujetillas del sábado).
Estábamos por una zona denominada El Castillejo. El terreno presentaba muchos restos de muros y cerámicas . Aquello tiene el aspecto de alguna construcción defensiva (el nombre nos puede dar una pista).



 Esta zona se llama El Castillejo

Jazmin silvestre (Jasminum fruticans)


Argiope trifasciata
 La presa, inicio de la ruta.

A partir de aquí, el camino fue un coser y cantar. Seguimos toda la cuerda de Sierra Valleja  por  una camino bien señalado. En todo momento, queda a nuestra derecha, ese mar interior que es Guadalcacín.

Fantásticas  vistas desde esta atalaya. 
Sierra del Valle


Ante nuestros ojos aparecen, cubiertas en parte por la bruma, la Sierra de las Cabras y de la Sal, Sierra del Valle, Alcornocales, Grazalema, ...
 A nuestra izquierda, nada menos que Arcos de la Frontera, haciendo malabarismos encaramada en su otero.
Estamos en una zona muy poco arbolada, pero con un denso matorral de monte bajo.Eso sí, algarrobos, higueras y almendros en los lugares donde hubo alguna casa.

Nos llamó la atención la cantidad de fósiles que encontrábamos en el pedregoso camino. Y eso que no era nuestro objetivo. Habrá que venir algún día provistos de un martillito adecuado para su búsqueda.




detalles del fósil 

 Cistus (jaras)
Nuestra meta, a parte de caminar, era visitar una cueva conocida como El Higueral (pinche aquí), situada en la ladera que da al pantano.  Amarillo traía mapas, coordenadas del lugar y datos, es decir, traía todos los perejiles necesarios. Pero ya se sabe, que luego sobre el terreno, todos los gatos son pardos. Tenía el asunto su migita de aventura.
Hete aquí, que cuando estábamos en los menesteres de la búsqueda, escuchamos voces. Eran dos amables lugareños que recogían espárragos. Entablamos conversación. Conocían el lugar perfectamente, y la cueva, porque habían vivido allí de pequeños en alguna casa cercana. Nos contaron algunas anécdotas relacionadas con sus vivencias en la cueva.










La sala central tiene un especie de claraboya
Todo ello facilitó nuestro trabajo. Pasamos allí un buen rato en el interior, donde queda constancia de la actividad de los arqueólogos ( y también del clásico desaprensivo que quiere dejar también la huella de su ignorancia).
Este lugar ha sido ocupado por el hombre desde tiempos inmemoriales. Hasta hace poco, a mano izquierda de la cueva, ha sido utilizada como vivienda una choza, según contaron nuestros amables guías.

 Después seguimos, campo a través, entre las ásperas coscojas. Buscábamos el camino y  los restos de una casa donde, según nos contaron, había una calera.
 La calera



 Interesante este Meloe proscarabeus, con su bonita librea de tono azul.

Decidimos continuar, hacia la parte más alta de la sierra, con la intención de encontrar el vértice geodésico. Pero no lo logramos.

Asphodelus
Aprovechamos para reponer fuerzas, bajo la sombra de un enorme algarrobo, y para recrearnos con las vistas del pantano.

  Desde aquí nos volvimos . Entre comentarios, fósiles, plantas y muros nos encajamos en la única dificultad: el final del trayecto. Es un tramo sólo apto para las cabras. Menos mal que es corto. Seguro que tiene que haber una salida más cómoda, pero nosotros somos así. Tiramos por derecho.

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Esta entrada está dedicada a Juan Moncayo, por su reciente estreno como abuelo. Enhorabuena.
 Espero, que todavía tengamos tiempo de caminar con Mario, por algún bonito sendero.
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1 comentario:

  1. Buen paseo por otro rincón mas de nuestra geografía mas cercana. Habrá que volver en primavera para disfrutar del lugar con mas colorido.

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