Este año he tenido un poco mucho de nostalgia recordando ferias de los años sesenta. He sentido que el tiempo pasa, arrollándolo todo. He echado de menos a muchos familiares que ya no están; los mismos festejos me han parecido que ya no son lo que eran, o por lo menos, de la manera que se vivían. También me he dado cuenta que tengo ya un montón de años. En fin, qué quiere que le diga. Que sí, que me he llenado de nostalgia. Pero ya se sabe que «sarna con gusto no pica»
He aprovechado, como no, para ir al campo a pesar de las calores agosteñas. Estaba detrás de unas cucurbitáceas hacía ya bastante tiempo. El amigo Contreras ya me había hablado de ellas. Así que, acompañado de su hermano Paco, nos trasladamos hasta Marchenilla (era el lugar donde, según me contó, estaban los mejores ejemplares para ser capturados con nuestra cámara de retratar). En efecto, allí junto al río estaban esperando que alguien viniera a dar fe de su existencia.
Se trata de unas plantas originarias de África (Citrullus lanatus). Es una planta herbácea rastrera de textura áspera. Las flores son amarillas, grandes y unisexuales, las femeninas tienen el gineceo con tres carpelos, y las masculinas con cinco estambres. Sus frutos tienen gran cantidad de antioxidante denominado licopeno.
También se las denomina en castellano como albatheca, albudeca, albudega, anguria, badea, badea de agua, badea de algunos, balancia, bateca, batheca.
Los árabes hispánicos la denominaban sandiyya. En árabe clásico ( سندية < سند ) es sindiyyah, de Sind región del Pakistán de la cual proviene el nombre.
Estos ejemplares son de la huerta de Emilio. Doy fe de que están exquisitos
Paco:
ResponderEliminarCargando con esos ejemplares no te curas el lumbago.
Tenemos pendiente lo de las salinas, a ver si puede ser la semana que viene.
Un saludo