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lunes, 19 de diciembre de 2011
HORNOS FENICIOS Y PÚNICOS (San Fernando.Cádiz)
Los hornos fenicios y púnicos que se exhiben en la Rotonda de los Hornos Púnicos en San Fernando constituyen un conjunto excepcional en Occidente, tanto por el elevado número de estructuras productivas excavadas como por su estado de conservación.
En 1998 se sumaron a los ya destacables restos alfareros púnicos, dos hornos fenicios procedentes de otro yacimiento isleño, Sector III Camposoto, con una conservación excepcional, que contribuyeron a definitivamente consolidar la zona como un área arqueológica de gran importancia para la el municipio.
La recuperación de estas estructuras industriales ha sido posible tras finalizar el proceso de excavación de las mismas, procediendo de dos yacimientos distintos y alejados pero con una naturaleza común: la manufactura cerámica.
Los hornos fenicios fueron descubiertos en 1998 durante el transcurso de una intervención arqueológica en el Sector III de Camposoto, en la zona denominada El Pedroso, y formaban parte de un gran complejo alfarero junto a otros cinco hornos y varias escombreras cerámicas.
Dada la excepcionalidad de las estructuras, su notable estado de conservación y su cronología antigua,
una vez descartada su preservación in situ debido a la imposibilidad de modificar los planteamientos urbanísticos ya en desarrollo en la zona, fueron trasladados a su ubicación actual en la rotonda con objeto de su futura puesta en valor.
El taller de Sector III Camposoto de donde provienen los dos hornos fenicios del siglo VI a.n.e. , estaba constituido por varios grupos de estructuras, semi-soterradas y próximas entre sí. Las entradas estarían orientadas hacia una zona de trabajo común para facilitar la carga del combustible y de las piezas a cocer.
Pero además de los hornos, el taller debió poseer zonas de secado de las piezas previamente a la cocción, de almacenaje de los recipientes, de decantación de las arcillas y de torneado y pintado de las piezas, denotando los restos conservados una compleja organización de la producción de cerámica en época púnica.
Estos hornos cocieron principalmente grandes ánforas. Son estas producciones los contenedores habituales de las afamadas salazones de pescado de Gadir. También fabricaban imitaciones de otras formas anfóricas de tipo griego como las procedentes de Corinto, Massalia o las ciudades jonias.
El taller tardo-púnico de Torre Alta, según muestran los datos arqueológicos aportados por las distintas intervenciones, parece que desarrolló su actividad productiva en varias fases sucesivas. Un primer momento, en la segunda mitad dels. III a.C. en que funcionaron los hornos 3 y 4; una segunda etapa, correspondiente a los últimos años del s. III y a los primeros años del siglo II a.C. (figura 5), en que entrarían en funcionamiento el resto de hornos (1, 2 y 5); y un momento final, en el que los hornos entrarían en desuso de forma escalonada, coincidiendo con la construcción de una nueva pareja de estructuras en la cercana Avda. Al-Andalus.
Los hornos de Torre Alta se dedicaron en todas las fases de actividad principalmente a la fabricación de ánforas de tipos diversos destinadas a surtir las necesidades comerciales de la industria de la salazón, imitándose incluso ánforas romanas de la época, que denotan la fuerte competitividad comercial de la época.
Pero también fue abundante la manufactura de cerámicas comunes de almacenaje, de vajilla de mesa o con fines industriales, entre cuyas formas destacan los cuencos, platos, morteros, vasos, jarras, saleritos, pesas de red...
La alta calidad de los alfareros que trabajaron en el taller queda reflejada también en la fabricación de piezas singulares en terracota, como una tapadera con forma de cangrejo, discos con diversos motivos iconográficos o cerámicas con decoraciones estampilladas.
Asimismo, la producción de estos hornos también estuvo dirigida a la cocción masiva de piezas barnizadas de rojo destinadas al servicio de mesa cotidiano, con múltiples formas de platos, copas, jarras, lucernas y cuencos decoradas usualmente con palmetas y rosetas estampilladas.
El último paso ha sido la excavación de las estructuras descubiertas en 2001, la limpieza de los dos hornos descubiertos en 1987 y la realización de un intenso trabajo de restauración de todas las estructuras, bajo la dirección de los restauradores Manuel Jaén y Margarita Ristori.
El conjunto arqueológico puesto a disposición de los visitantes es actualmente el referente más importante de nuestro pasado común más remoto, unido a los fenicios de Gadir, y constituye un ejemplo único de puesta en valor y conservación de este tipo de estructuras en el Mediterráneo.
Después de la visita a la rotonda de los hornos nos dirigimos al MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SAN FERNANDO (clique)
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