Mi padre me contaba que, en la época de mis abuelos, iban todos los años a darse unos baños en la charca, junto al nacimiento de aguas sulfurosas. Allí se organizaba un verdadero campamento con gente que acudía de muy diversos lugares.
Maravillosos días que pasamos aquí, alejados del mundanal ruido.
Estas eran unas fantásticas tiendas de campaña (Artiach). Era una ceremonia plantarlas. La cantidad de herramientas que había que llevar (maza, clavos, cuerdas, extensores,... Yo todavía la conservo en perfecto estado.
Las botas que llevo son un recuerdo de la "mili"
Esta pequeña tiene 39 años en la actualidad.
Es un idílico y escondido lugar
En las cercanías había un pequeño cortijo. Se ofrecieron para transportar todo el material de la acampada.
Bueno. bueno la tiendas son las mejores, por supuesto yo todavía conservo la mía y las botas de la mili hace poco tiempo que las tuve que tirar, buenos tiempos, siempre acampé donde quería con el correspondiente permiso de la autoridad competente. Saludos
ResponderEliminarDicen que la envidia no es buena y es verdad... Maldita sea mi estampa no poder disfrutar de los rincones de mi tierra por una maldita guerra incivil que me rapto de mi tierra donde siempre seré un emigrante porque nunca dejare de amar la mía ni a los míos.
ResponderEliminarun abrazo
Antonio
No son cuchillas
las que cortan la noche,
son los suspiros
que en mi alma provocas,
donde no existen dudas,
sólo buscan la gloria.
Molina