jueves, 8 de septiembre de 2011

EN RECUERDO DE UN AMIGO


Hoy, me ha costado empezar a escribir, porque tengo que contar otro tipo de vivencias. El problema es que son distintas a las que normalmento vivo y con las que no  me cuesta «enrollarme». Hoy, no voy a relatar ninguna ruta, ni voy a comentar esa planta curiosa, ni ese raro insecto... Hoy, voy a tratar de otras rutas, las que uno vive en lo cotidiano. Y de las cosas que uno encuentra: Regulares, buenas, muy buenas y malas (estas últimas procuremos olvidarlas).
Hoy quiero comentar una (de las buenas). Cuando me encontré al amigo Juan, padre de una compañera de trabajo . Y lo cuento cuando lo he perdido, desgraciadamente, una cruel enfermedad se lo ha llevado.

Nuestro punto de encuentro era la fotografía. Yo, novato en estas lides, sabía de sus conocimientos y de su categoría como fotógrafo. Quería arrimarme a su sombra porque era un buen árbol. Pero mejor persona era. Nunca le vi un mal gesto. Siempre atento. Escuchaba y aguantaba con paciencia mi desconocimiento, intentando que me enterara lo mejor posible.

 Nos encontrábamos muy a menudo porque hacíamos la misma ruta callejera, en nuestros paseos. Nos llevábamos un buen rato hablando, cómo no, de nuestra afición. A veces, también intentábamos arreglar el mundo y nunca faltaba una mención a sus nietos. Se sentía orgulloso.
Como sabía de mis salidas al campo, un día, me pidió que lo llevara. Allí estuvo sin parar toda la mañana, con su inseparable amigo Enrique, sacando fotos, en las cercanías de la Laguna del Taraje. Disfrutó, como siempre hacía, con su cámara en ristre.
Un verano me invitó a pasar todo el día embarcado, en una almadraba, en la costa de Barbate. No lo pensé dos veces.Las fotos que pongo a continuación son de aquel día.No son de mucha calidad. Pero no importa. Que sirvan de pequeño homenaje al amigo que nos dejó pero que permanecerá en el recuerdo. Allí estuvimos codo con codo toda la jornada.
(Lo siento, Auxi. Besos a tu madre).

La almadraba estaba calada frente al hotel Atlanterra, felizmente derribado.

Menos mal que el día estaba nublado. Pese a ello, notamos en nuestra piel la acción de los rayos solares.Pasar toda la jornada al sol es duro. No me extraña la imagen de los hombres de la mar curtidos por la  cálida brisa. 
 Y si le añadimos el bamboleo de los barcos, ocasionado por las incansables olas, ya ni les cuento.
Pero fue una experiencia única.

El cerco se estrecha.
 Son imágenes, al mismo tiempo, bellas y duras, de esta actividad ancestral en nuestras costas
 Si quiere saber más sobre este arte milenario clique aquí  LA ALMADRABA

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Juan había iniciado un blog, no hace mucho tiempo, dedicado a su afición.Es una muestra de su arte. FENIGADES (clique

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