En rojo = ida En azul= vuelta
1.- Inicio ruta 2.-Noria y horno romano 3.-Hacienda San José 4.-Laguna 5.-Horno romano 6.-Pinaleta
Este miércoles pasado, hemos quedado unos amigos de Cádiz con el jerezano Amarillo. Quería enseñarle algunos rincones cercanos a Puerto Real. Su interés por las primeras orquídeas de la temporada fue otro motivo.
Este paseo lo podemos catalogar como arqueo-botánico-faunístico. Luego verán los motivos.
Euchloe belemi.
Lo inicié, junto a nuestro amigo Amarillo por la zona de El Almendral. A este lugar, la primavera ya ha llegado. Todo está verde. Los viejos almendros ya se han despojado de sus flores y han cambiado de librea. Las retamas todo lo inundan con su olor; el calor, pegando con ganas. En resumen: un día perfecto para los que no tenemos vacaciones.
La orquídea orchis collina compartiendo espacio con salvia
Fusca
Nada más pisar campo, nos dispusimos a «cazar» todo lo que se pusiera ante nuestros objetivos. Cayeron las primeras orquídeas.
Y llegamos a las cercanías del complejo hidráulico donde, en la actualidad, trabajan los arqueólogos
muros romanos
. Aquí hay una
noria (creo que del siglo XVIII) y restos de
muros romanos. Allí conversamos con una joven y amable arqueóloga.
La noria
Pero nosotros seguíamos mirando de reojo todo lo que se movía (desde luego que Amarillo me gana). Me indicó un curioso ejemplar de
insecto palo. Es este caso un cigarrón que yo no había visto nunca. Allí, ante la mirada de los operarios (seguro que se preguntaron que qué harían estos dos personajes), tiramos un montón de fotos siguiendo las evoluciones del animalito.
Acrida ungarica.
En este mismo lugar encontramos también una bonita araña que tomaba plácidamente el sol. Su tela aparecía repleta de gotas de agua, fruto de la humedad de la noche.
Argiope bruennichi.
En esta parte abunda el tomillo. No me privé de caminar entre estas plantas y de impregnarme con su aroma. Huele a campo-campo.
La vida fluye
Unas silene vulgaris sobresalian con sus orondas y blancas flores.
En pocos metros llegamos hasta el
horno romano. Todo el terreno está lleno de restos de esa actividad tan antigua como es la alfarería.
Aquí podemos observar la cercanía de la antigua noria
Puerto Real, al fondo.
Desde aquí, nos dirigimos hasta las ruinas de la Hacienda San José.
Fué construida en el año 1904. Estuvo habitada hasta no hace muchos años. Al morir el último propietario, se abandonó.
Todavía muestra los signos de la importante actividad agrícola y ganadera que allí se generó.
La desidia de las autoridades y la acción de los nuevos vándalos y alanos de la actualidad, han hecho el resto.
En este punto se incorporaron Ambro y Juan, con los que emprendimos camino hacia el cerro donde se encuentran los depósitos de agua.
Arriba y en el borde, el amigo Amarillo buscando algo para la cámara
Al fondo y a la izquierda, los otros tres expedicionarios bajan del cerro.
Allí, en una profunda oquedad producida por la extracción, durante mucho tiempo, de los materiales necesarios para los hornos, se ha formado una enorme laguna.
Nuestro siguiente objetivo eran los restos de un acueducto, también del siglo XVIII, que se encuentran siguiendo el camino de
Torrebaja. Forma parte del complejo hidráulico que abastecía de agua a esta zona de la bahía.
El acueducto
Hay varias torres de aireación para las conducciones de agua.
Finalmente visitamos otro horno romano. Apareció en el llamado Puente de Melchor en las obras de la nueva autovía. Se costruyó un puente para salvar el yacimiento.
Aquel lugar, en la actualidad, está totalmente abandonado (desgraciadamente). Unas chapas, que servían para proteger el lugar, están caídas.
La basura empieza a cubrir el lugar. Los vándalos y alanos, me imagino, seguirán con su labor. Lo que ha estado allí durante un montón de años desaparecerá en poco tiempo. ¿Nos apostamos algo?
Parmacella valencienni.
Araña-cangrejo:Thomisus onustus.
Desde aquí volvimos al inicio de nuestro paseo. Quedaba aún por visitar la Pinaleta de Delqui.
Aquí encontramos numerosas
Ornithogalum ortophyllum subsp. baeticum (Boiss.) Zahar.
Después de recorrer este pequeño pinar, tan cercano a la población, dimos por terminada la jornada con una refrescante cervecita (sin). Nos despedimos con la intención de encontrarnos de nuevo, la próxima semana, por uno de esos rincones que nuestra provincia guarda.
Como me quedé en Puerto Real, continué por mi cuenta (después del almuerzo). Recorrí una zona, a espaldas del cementerio, que se inunda con las lluvias. Me llevé una agradable sorpresa con las numerosas aves acuáticas que había.
Esta es una garza real joven: Ardea cinerea