(en rojo, la ruta de subida)
Este viernes pasado, exprimiendo el tiempo de las salidas al campo, hemos hecho una ruta que ya hacía mucho tiempo que tenía en mente.
Tiene el aliciente de visitar una Necrópolis y, además, una subida al Cerro Betis, con unas espectaculares vistas del Estrecho.
Son 5,7 km. a los que hay que añadir un par más (caminaremos por la carretera que nos lleva al inicio de la ruta)
El tiempo parecía que no acompañaría. Incluso había amenaza de lluvia por la zona de Tarifa (Cádiz) a la que nos queríamos dirigir.
Amaneció con un cielo nublado.En el trayecto cayeron «cuatro gotas». Parecía que se iba a cumplir el pronóstico.La temperatura buena, tirando a bochornosa.
Fue llegar a la zona de punta Paloma, que es el inicio de la ruta, y el cielo se despejó. Calma absoluta y un sol de justicia que nos fue castigando en toda la subida hasta Betijuelo. Nuestras espaldas echaban «humo» (desde luego que la lluvia hubiera sido un regalo).
Un escarabajo pelotero en plena faena.
El Cerro San Bartolomé omnipresente en nuestro caminar.
A poco de empezar, llegamos a nuestro primer objetivo: La Necrópolis de Los Algarbes.
El lugar está vallado. Hace unos años, se podía visitar ya que incluso había un guía. La vegetación lo está cubriendo todo. El aspecto, desgraciadamente, es de abandono. Una pena, por el valor que encierra.
Por una gatera logramos pasar (sorry). Nuestras intenciones eran buenas. Sólo sacar unas fotos y disfrutar con estos enclaves arqueológicos. Respetamos en todo momento el entorno.
Se trata de un lugar de enterramientos de la Edad de Bronce.
El conjunto lo forman medio centenar de estructuras funerarias y cuevas artificiales en forma de cámara circular con entradas a diversos niveles.
Existen tumbas de tipo cupuliforme con acceso lateral y otras con entrada vertical, a manera de pozo o silo.
El yacimiento alberga dos sepulturas antropomorfas.
Enterramiento megalítico de galería cubierta.
El Estrecho de Gibraltar y África, al fondo, entre la bruma.. La franga arenosa es parte de la duna Punta Paloma.
CARACTERÍSTICAS GENERALES (clique)
Aunque el calor está secando el pasto, todavía quedan algunas plantas (las fotografié dentro del recinto vallado).
Jasione montana subsp. blepharodon
Pistorinia brevifolia
Colias crocea
Malva hispanica
Después de un buen rato en este lugar, retomamos el sendero que busca las alturas sin descanso y que nos llevaría hasta Betijuelo.
Abundan los eucaliptos de pequeño porte,debido a la acción del viento en estas laderas cara al levante.
Delphinium
Ensenada de Valdevaqueros
El calor, en esta parte, era sofocante. El camino pedregoso ponía un grado más de dificultad.
Al terminar la cuesta, entramos en una zona más llana (es un decir, porque las pisadas de las vacas, en época de lluvias, ha dejado el camino intransitable y con numerosos boquetes).
Este espectacular relieve pertenece al Cerro San Bartolomé.Es una de las señas de identidad de este espacio protegido.
Sixalix atropurpurea
Esta formación de piedra arenisca presenta tonalidades que van desde el blanco al gris, observándose también coloraciones llamativas como ocres (óxidos de hierro) y amarillos debido a la presencia de líquenes.
Aquí, empezamos a encontrar restos de antiguas casas de campo, con sus abandonados huertos.
Encontramos un pequeño arroyo, con algún que otro charco, y unas pasaderas para épocas de mayor caudal.
Y llegamos a Betijuelo. El calor se incrementaba, pero ya teníamos a la vista un pinar que nos indicaba la cercanía del vértice geodésico y el final de la cuesta.De todas maneras, todavía quedaba un buen rato para alcanzar nuestro objetivo.
Detalle de los buzones de correo de los vecinos de Betijuelo.
Enormes rocas de arenisca se entremezclan con los pinos.
Por fin, llegamos al vértice geodésico. A partir de aquí, el camino será en sentido descendente.¡Vaya alivio!
Ensenada de Bolonia, la gran duna y el faro de Cabo de Gracia.
Las dos orillas
Nuestro amigo Juan posando para el recuerdo (tiene que contar cosas a su nieto, para cuando sea un poco mayor)
Cerro San Bartolomé
Las vistas desde el Betis son fantásticas. En la otra orilla destaca Jabel Musa. La enorme mole sobresale de la bruma que inunda el Estrecho. A nuestro alcance quedan la Punta de Tarifa y las doradas playas de las ensenadas de Valdevaqueros y Bolonia.
El Jabel Musa, Tarifa ,la Isla de las Palomas y la Punta de Tarifa o Marroquí.
Ensenada de Valdevaqueros
Ensenada de Bolonia
Una vez repuestas las fuerzas, a la sombra de los pinos y en este maravilloso otero, iniciamos la bajada por una camino pedregoso pero sin dificultad. El camino nos lleva a un pinar, a la rambla del arroyo Puerco (podían haberle puesto otro nombre más bonito) y a las dunas de Valdevaqueros.
2ª PARTE (la bajada) (clique)