jueves, 31 de diciembre de 2009

VALDEINFIERNO


Este sendero forma parte del corredor Verde Dos Bahías, denominada Cordel San Roque-Medina. A la altura del Km 73 de la antigua CC-440 (hoy actual vía de servicio), empezamos nuestra andadura adentrándonos en la pista forestal que atraviesa la dehesa de Ahojíz, para seguir por la misma que nos llevará a una cancela que marca el inicio del monte público de Valdeinfierno.Continuaremos por esta pista forestal pasando por un alcornocal. acompañando a éste apreciaremos la gran variedad de sotobosques como: brezos, aulagas, jaras, cantahuesos, etc. También nos toparemos con algún que otro corzo, lagarto ocelado o buitres leonados etc.Este camino nos llevará hasta las orillas del arroyo de Valdeinfierno, junto a él se encuentra una casa abandonada. Una vez cruzada la angarilla situada a la derecha de la pista, nos espera un cómodo paseo por un bosque de quejigos en galerías y ojaranzos acompañados de un recital de agua y el crujir de la hojarasca al caminar.En el trayecto nos encontraremos con un alfanje(antigua Fábrica de Carbón). Siguiendo la senda siempre por el margen derecho, el sendero se vuelve más estrecho, la humedad es elevada y las suaves temperaturas a lo largo del año permiten el desarrollo de especies autóctonas y una variedad de helechos.Al final del bosque de quejigos cruzaremos al margen izquierdo del arroyo donde seguiremos por una vereda y tras atravesar otra cancela nos encontramos de nuevo con la vía pecuaria del principio, el carril rodeado de vegetación que nos devolverá al estacionamiento de la entrada. El sendero es de manera circular, que nos llevara de nuevo a la vía pecuaria del principio.
ELEMENTOS DE INTERÉS: Ecosistemas del P.N. Los Alcornocales, bosque en Galería, vegetación de Ribera, helechos, vías Pecuarias.(información obtenida en la web de Los Barrios)
Ruta realizada por Caminete de Luna 1/11/2009

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hacia el Cañón de las Buitreras



Ya hacía tiempo que no hacía una salida al campo de las que estaba acostumbrado hace unos años. Me refiero a las largas y durillas. La edad y una que otra díscola hernia me habían retraido un poco. Pero mira por donde, este pasado domingo, me lié la manta a la cabeza y afronté el reto de participar en esta excursión organizada por la asociación senderista Caminete de Luna con sede en Jimena (mi pueblo).Salimos tempranito de Jimena en dirección a San Pablo de Buceite. El punto de reunión en la venta de Chinela, a la orilla del Guadiaro. ¡Qué buenos recuerdos! Allí, en el mes de agosto, ¡cuántas veces me he bañado siendo pequeño!. Aunque también viví momentos trágicos como cuando se ahogó un chavalillo que era sordomudo.
Hicimos trasbordo al coche de Currini que venía de Torreguadiaro. El cuerpo no lo llevaba yo muy católico. El día anterior había estado tapeando y ya se sabe. El coche enfiló la subida a Gaucín, que siempre me ha gustado por sus espectaculares vistas. Y empecé a acordarme y a sentir lo que Paco Gandía nos contaba de aquel día caluroso en la plaza de toros. Un sudor frío corría por mi frente y todo acabó al llegar a la Estación de Cortes. Largué lo que no hay en los escritos.
Dejamos los coches y la primera visita la hacemos a la obra de ingeniería para el trasvase del Guadiaro al Majaceite. Entre el hambre que me entró y el frío que hacía, las piernas empezaron a flojearme. Pensé en esos momentos que todo se fastidiaría. No obstante, hice de tripas corazón y tiré pa´lante. Atravesamos un pequeño puente e iniciamos la marcha propiamente dicha.
Los subibajas eran constantes. Juan Manuel, Currini , yo y, a veces, Raúl, formamos un pequeño grupo que se tomó la cosa con calma. Sacamos fotos, cogimos bellotas y sobre todo, mantuvimos una amena charla, especialmente los dos primeros, que son un libro abierto de anécdotas y vivencias. El paisaje muy bonito. Aunque desgraciadamente parece que por aquí hubo un incendio que acabó con enormes ejemplares de encina. Algunas se resisten a morir y son capaces de dar señales de vida en forma de rebeldes metidas.
El río corre encajonado formando hoces. Me llamaron la atención los espectaculares pliegues del terreno, señal de la actividad interna de la tierra que pisamos, en épocas lejanísimas en el tiempo.
Cuando peor lo estaba pasando, aparece Juani ofreciendo las exquisiteces de Benarrabá.¡Qué pedazo de chorizo y qué salchichón! Me repuse totalmente para todo el día. Se acabaron los problemas. El resto del trayecto fue coser y cantar.
Como íbamos a nuestro aire, nos despistamos y nos desviamos por un camino que nos condujo a las ruinas de un caserío habitado, en esta ocasión, por unos hermosísimos cochinos autóctonos que degustaban plácidamente las exquisitas bellotas que en abundancia regaban el suelo. Aquí Juan Manuel disfrutó con su cámara para dejar en su memoria estos momentos.
El final de los 10 kilómetros del recorrido acabó en cuesta abajo, sobre todo, a partir de una casa construida totalmente de piedra. ¡Qué pena que se pierdan estos vestigios de una no muy lejana época ! Aquí tuvo que trabajar duro la gente para salir adelante. Nos llamó la atención la cocina y el poyete donde dormiría el gañán, la chimenea, los pesebres... En una habitación, de techos hundidos, todavía descansaba una vieja y oxidada cama de hierro.
Dejamos las mochilas para afrontar una empinadísima cuesta abajo jalonada de retamas.Y, después de cabrear un poco por unas rocas, llegamos a la meta final, que era el Puente de los Alemanes. Sacamos fotos y admiramos el gigantesco cañón, obra inmensa, esculpida por la naturaleza a través de los siglos. ¡ Y quedaba la vuelta! Pero mereció la pena porque superamos este pequeño reto y por haber pasado un día en amigable compañía, alejados del mundanal ruido.

¡Hasta la próxima amig@s!