miércoles, 31 de marzo de 2010

MUSCARI COMOSUM

Se le conoce también como jacinto comoso o hierba del querer. Puede alcanzar más de medio metro. Su raiz forma bulbos rojizos que en algunos paises se comen ( son parecidos a la cebolla pero más pequeños y amargos).
Discórides en el siglo I dice: Son acres y caloríficos, estimulan el coito, irritan la lengua y las amigdalas, etc. Hay que cuidar la cantidad que se come porque afectan a los nervios.



 Estas fotografías las tomé en la ruta de los molinos de marea, cerca de Bahía Sur (San Fernando).

martes, 30 de marzo de 2010

TRAGOPOGON PORRIFOLIUS

Hoy en la ruta a los molinos de marea en San Fernando (Cádiz) he logrado fotografiar, entre otros, a este ejemplar denominado también barba de cabra y salsifí. Muy cerca de Bahía Sur y al borde de la carretera.
Aparece mencionada en obras clásicas de Plinio El Viejo y Teofastro. Su raiz es comestible.


RODOLITOS

En la playa de La Caleta de Cádiz encontré, con la marea baja, una especie de piedras de aspecto cerebroide. Lo que yo creía piedras resulta que son  estructuras de  algas rojas coralinas.
Buscando información, encontré unos documentos que hacían referencia a estas estructuras y  que se denominan rodolitos. Los podemos encontrar en los acantilados de Roche (Conil) donde son los fósiles más espectaculares y abundantes. Son poco comunes en el resto de la Peninsula Ibérica.
 Son distintos tipos de algas las forman estas estructuras.
Se trata de concreciones de algas rojas calcáreas que no vivieron fijas al sustrato y que están recubriendo a un núcleo igualmente calcáreo, que puede ser un fragmento de concha, de roca o de otro resto biológico. Al crecer estas concreciones adquieren una forma cercana a la esférica, debido, fundamentalmente a efectos del oleaje.
Aquí podemos observar que las concreciones calcáreas se han formado sobre una piedra.

sábado, 27 de marzo de 2010

CORMORÁN GRANDE (Phalacrocorax carbo)


Desde hace  tiempo,  por los alrededores de la bahía, es muy frecuente encontrarse con unas enormes aves de color oscuro. Buenas buceadoras.Cuando están en la superficie muestran un cuello y un pico largos. Parecen que van hundidas y que tienen dificultad para flotar como las gaviotas, por ejemplo. Hace poco las he visto en los roquedos de la Playa Victoria en Cádiz, frente al cementerio, con su característica pose de alas abiertas con la intención de secar sus plumas y en unos pequeños islotes, bajo el puente Carranza, en marea baja. Al parecer, carecen de la sustancia impermeabilizante que poseen otras aves acuáticas en sus plumas, lo que las obliga una vez que terminan su tarea de pescar a poner en orden su plumaje. Pero tiene sus ventajas, porque les ayuda a  alcanzar más profundidad, cuando bucean, el hecho de que sus plumas se carguen de agua y tengan por eso más peso.

En la costa de Tarifa, en el trayecto de la ruta Pelayo-Torre Guadalmesí-Tarifa, también tuvimos la ocasión de observarlos muy cercanos a la orilla, posados en las rocas de las rasas mareales.
Por algunos artículos que he leído, resulta que estas aves representan una amenaza no sólo para los cultivo marinos de nuestro entorno sino también a nivel europeo. Su voracidad acaba con gran parte de los peces que se crían en  las marismas. Son auténticas  depredadoras.

miércoles, 24 de marzo de 2010

PELAYO-TORRE GUADALMESÍ-TARIFA





 ( Al fondo se ven las casas de Pelayo)

Como teníamos previsto, el día 20 realizamos la ruta que partía de Pelayo (Algeciras) y nos llevaría por la costa hasta Tarifa. Quedamos en la venta El Pavo. Después de saludar a los amigos y tomar un pequeño refrigerio, el animado grupo emprendió la marcha hacia las 9´30 horas (echamos en falta a Juani, a J:Manuel y a la bota que en estos lances siempre le acompaña para disfrute de todos.



Este primer tramo del recorrido nos llevaría hasta la desembocadura del río Guadalmesí. Nada más iniciado el trayecto algunos senderistas comenzaron a recolectar ajetes; otros, imágenes para el recuerdo.
Estaba nublado, con amenaza de lluvia, pero la temperatura era ideal para caminar. La nueva estación ya empieza a mostrar señales. El aroma a jérguenes nos acompañó en muchos momentos, así como el agua, que a veces aparecía desbordada por el camino.

geranio silvestre


Entre pequeños descansos, degustación de exquisiteces, clics fotográficos y visionado de paisajes, el camino no llevaría a las cercanías de la costa. Los nuevos molinos de viento aparecían coronando los últimos cerros. El mar se atisbaba entre la bruma. Lástima de no poder disfrutar de la visión de la otra orilla.


 molino

 Una mirada hacia atrás




Y llegamos a la desembocadura del Guadalmesí. Allí destacaba la esbelta torre vigía que aparecía colocada sobre una enorme roca. Pasamos a la orilla derecha. La playa aparece cubierta de cantos rodados y de cañas arrastradas por las avenidas del río. Allí algunos aliviaron los cansados pies en sus claras aguas.




En lo más alto hicimos la parada más larga y repusimos fuerzas mirando al mar. Las vistas espectaculares.


Me llamó la atención, porque no había visto nunca, el tipo de rocas que nos encontramos a nuestro paso. Tienen muchos estratos. Además la playa parecía que estaba “arada”. La roca en la que se asienta la torre presenta también oquedades (las grandes se denominan" tafonis" y las pequeñas "nidos de abejas"originadas por la erosión).
 estratos
 rasa mareal


A este entorno geológico se le denomina UNIDAD DE ALGECIRAS. Consiste, muy resumido, en que los materiales de derrumbe se van depositando en el fondo del mar de manera gradual, según sus tamaños. Después de mucho tiempo se cementan. Los plegamientos levantan estos materiales y se forman los flysch que son las formaciones rocosas que alternan capas de rocas duras (calizas, pizarra, arenisca) con otras más blandas (margas y arcillas) y en posición vertical o inclinada. La erosión del mar produce las rasas mareales. Es el paisaje que veíamos al pie de los acantilados. Parecía que habían arado las rocas. Es una zona de gran valor ecológico (los/las con interés en este tema pueden pinchar aquí:( MÁS INFORMACIÓN).

 tafonis

celdillas llamadas "nidos de abejas"

A partir de la torre, iniciamos la segunda parte de nuestra ruta. El paisaje se repite (calas con rocas aradas, arroyos desembocando en el mar, acantilados,...) A veces, el camino se estrecha y presenta cierto grado de peligrosidad por el tipo de material que pisamos.

Derrumbes en los acantilados


En algunos espacios más amplios encontramos ganado pastando tranquilamente. Los fuertes vientos que soplan en esta zona hacen que la vegetación arbórea sea más bien escasa.


En lugares estratégicos existen antiguas construcciones militares. Son restos, creo, de la barrera defensiva que se instaló en época de la II Guerra Mundial.




 garita

 cormorán sobre la roca



paisajes cercanos ya a Tarifa




La última subida



Al final, atravesamos el último cauce de agua, cercano a Tarifa, por un puente de madera con la propina de una empinada cuesta.
Cercanos a las primeras casas del pueblo nos encontramos con un pequeño bosquecillo, verde y frondoso , atravesado por un arroyo.






En esta imagen vemos a Currini, como un Moisés jimenato, indicando con su cayado que habíamos llegado a la tierra prometida.


Terminamos a los pies de la muralla árabe después de seis horas de marcha y cerca de veinte km. Pero todavía nos quedaba la cuesta que discurre paralela a la muralla y que nos acercaba a la parada del autobús que nos llevaría hasta Pelayo. Otros con más suerte degustaron unas cervezas con sus respectivas tapitas.