Este pasado domingo, he encaminado mis pasos a Paterna de Rivera. Quería recorrer el camino que lleva a Gigonza. La distancia es de un poco más de 6 km. la ida.
He dejado el coche en la Venta El Cantarero. Hace frío esta mañana. Hay hasta un poco de niebla.
Desde aquí me dirijo a la calle Mª Auxiliadora.
Un cartel me indica la dirección a tomar.
El paisaje se llena de suaves lomas cultivadas. Casi ausencia de arbolado. Pero resulta relajante caminar entre esa alfombra verde.Lo único molesto son los coches, que pasan con cierta frecuencia.
El camino se bifurca: A la izquierda, hacia Cortegana ;a la derecha, hacia El Cañuelo. Las dos opciones llevan a Gigonza.
Quise ir hacia Cortegana y volver por El Cañuelo, pero me avisaron de que había ganado bravo y opté por ir por el más seguro.
Arroyo del Hierro
Los tarajes, colorean el cauce del Arroyo del Hierro.
Los surcos esperan la lluvia
Aquí, en las ruinas de la Estancia de Calero, el camino gira a la izquierda, ya cercano al núcleo de El Cañuelo. Destaca esta enorme casuarina (Casuarina equisetifolia )
Aquí , el camino, encuentra su más alta cota. Empiezo a encontrarme con zonas ya conocidas en otras rutas.
Al fondo, Los Alcornocales entre la bruma ; un poco más nítido, la Mesa del Esparragal y la Torre Lascuta.
Estamos en el núcleo de población de El Cañuelo que forma parte de Paterna y de su historia. Aquí se conservan algunas de las antiguas chozas, tan típicas en otros tiempos. Es cuna, además, de los denominados fandangos del Cañuelo.
"Pero Paterna no solo es cuna de la Petenera, su gente atesora añejos fandangos bailables que se cantaban en los campos y ventorrillos, los llamados Fandangos de los Campos de Paterna, muy cultivados en “El Cañuelo”, pero también en Las Piletas, Las Vegas y otras cortijadas. Este cante de origen morisco, manifestación local de las muchas variantes que presenta el fandango flamenco, está emparentado con los verdiales de Málaga, con la particularidad de que son de los pocos que se conocen que se bailen en colleras y agarrado, a diferencia del Chacarrá y el Gazpacho que se bailan en colleras pero no asidos de la mano. Son cantes que cultivan los trabajadores del campo en los ventorrillos y cortijos al término de la jornada o en ocasiones especiales. En los eventos señalados los cantaores se acompañan de toda una “orquesta” para llevar a cabo estos cantes bailables: guitarra, pandero, almirez, canutos de caña abiertos a lo largo, cucharas, tenedores, botella de aguardientes, etc., y de un “cuadro de baile” formado por las mozas de los alrededores, aunque tampoco era necesario mucho acompañamiento y a veces el cantaor se “tiraba” a palo seco o respaldado por el toque de una guitarra. Estos fandangos tenían una importante función social tanto en bodas y bautizos como en los escarceos amorosos de los jóvenes pues los cantaores solían rivalizar por las mozas mientras estas bailaban insinuándose con piropos y coplas alusivas y comprometidas".
(Blog del C.E.I.P. "El Alcaucil").
Ya quedarán pocos artesanos que sean capaces de construir este tipo de chozos.
Al pie del peñasco hay una fuente que abastece a la zona.
Un vecino me comentó que una canalización lleva el agua a una alberca. Desde allí se distribuye para el riego de los huertos.
Al pie de estos acebuches las mujeres lavaban la ropa.
Después de un pequeño descanso y de reponer fuerzas, volví sobre mis pasos.
(clique) Lascuta, en la Mesa del Esparragal (tirando de zoom)
Peña Arpada (clique)
Sierra Alta y Cortegana
Diplotaxis erucoides (L.) DC. subsp. erucoides, Jaramago blanco
Paterna de Rivera al final del camino
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