jueves, 16 de agosto de 2012

MONTE BAJO en el Museo Arqueológico de Cádiz

Cuatro días ( lunes cerrado, martes sólo visitas concertadas, miércoles fiesta y por fin hoy jueves) he necesitado para poder visitar el Museo Arqueológico de Cádiz . Mi intención era, después de la ruta que hicimos el viernes pasado, comprobar qué había en dicho museo relacionado con la necrópolis de Monte Bajo.

Hoy he realizado una ruta urbana y me he presentado temprano. Una sorpresa cuando he visto mucha gente visitando el lugar. Normalmente hay cuatro gatos.
Pues si, hay una gran urna dedicada a la necrópolis de Monte Bajo. He sacado la máquina (se pueden sacar fotos, pero sin flash) y me he puesto tranquilamente a disparar.

  Cilindros de hueso

 Cerámica "a peine"

Como ya dijimos en la anterior entrada (clique) sobre este tema, la necrópolis está integrada por varias estructuras funerarias del modelo constructivo conocido como "cuevas artificiales", compuesto por diversas cámaras, a veces acompañadas de corredores de acceso. Son sepulturas de tipo colectivo, de enterramientos secundarios (osarios).
 El uso prolongado y consecutivo de la necrópolis desde el IV milenio hasta el primer tercio del II milenio a C.
 Láminas y diente de hoz de cristal de roca.
  
 Existió la práctica de espolvorear con polvos de color rojo intenso que corresponden a óxido de hierro y a sulfuros de mercurio o cinabrio.
Unos consideran que se trata de un ritual simbólico (color rojo de la sangre) y otros que, dadas las propiedades de conservación de estos pigmentos, se pretendía preservar durante más tiempo los restos.
Puntas de flecha de silex

 Hojas-cuchillo de sílex. Destaca la de 35 cm. de longitud.

Vasija globular
Los objetos que integran los ajuares destacan las cerámicas con decoración campaniforme, las armaduras de flecha de sílex y las puntas de jabalina metálicas, las hachas y azuelas de piedra pulimentada, las cuentas de collar, y las numerosas hojas-cuchillo de sílex, entre las que sobresale una de 35 cm de longitud.

 En su interior aparece otro cuenco más pequeño.




 La presencia de muchos de estos objetos o de las materias primas con las que se fabricaron (variscita, ámbar, cristal de roca, cinabrio, o los cobres arsenicales), se debe al intercambio con grupos situados a gran distancia. Estos objetos elaborados se convierten en elementos de prestigio para sus poseedores, y que señalan el alto rango social de los enterrados.

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