LOS BARREROS

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Dejo el coche en las cercanías de la piscina municipal. Me calzo mis botas de agua y me adentro en un bosquecillo de pinos. Rápidamente llego a una extensión abierta: El Almendral. Le dan nombre unos viejos árboles que, a duras penas, se mantienen en pie.Retorcidos troncos, miles de veces retoñados, ya cansados, pero que todavía resisten. Saco mis primeras fotos. Todo está inundado por el aroma de las retamas en flor. No hay nadie. Temperatura agradable. El suelo es una mullida alfombra. Disfruto como es de suponer.

Veo un pequeño búho y me extraña que a estas horas de la mañana revolotee por las cercanías. Descubro donde está, pero me resulta imposible fotografiarlo, se  camufla y lo pierdo.Logro captar la imagen de un ave bastante grande que se mueve, como un pájaro carpintero, trepando por los troncos( ya consultaremos alguna guía).

Entre foto y foto, llego a una zona más alta. Se divisa muy bien la bahía y el pueblo. Me encuentro con una edificación antigua relacionada, creo yo, con el agua. Parece un depósito. Más adelante veo un pozo, y cerquita, restos de una edificación protegida por una malla. Es el horno romano. Está totalmente inundado por las recientes lluvias.

El siguiente paso es visitar los llamados Barreros. Son los lugares de donde extraían lo necesario para fabricar vasijas en los alfares. Después de mucho tiempo sacando  materiales, se han producido unas enormes oquedades que han sido ocupadas por el agua de lluvia. Se han transformado en lagunas. Una sobre todo, es enorme. Es un buen refugio para aves y otros animales anfibios. Se encuentra situada al otro lado de la autovía. El camino pasa bajo la carretera y pronto la divisaremos.