Después de visitar las tumbas del Coto, mi amigo Contreras y yo, decidimos alargar la actividad visitando un lugar muy bonito, más todavía, si el arroyo Salado lleva agua después de las abundantes lluvias.
Nuestro amigo Sarrias nos llevó hasta Jimena en su furgoneta y nosotros en nuestro coche hasta Marchenilla, punto de partida de esta segunda etapa.
Atravesamos el río Hozgarganta, que todavía lleva bastante agua, y la vía férrea Algeciras-Ronda. Nos dirigimos por la Cañada Real a la finca El Alcachofal.
(foto Contreras)
Nos asustamos un poco cuando a lo lejos vimos aparecer esta especie de cuádriga. Parecían romanos con no sé qué intenciones.Con un sol que apretaba, por la hora que era, ya pasada la una de la tarde, pero aliviados por un vientecito fresco, caminamos ya con un poco de hambruna.
En las cercanías de una pequeña presa y bajo los primeros acebuches dimos cuenta de nuestras viandas.
Muy cercanas podíamos observar las enormes lajas que acompañan al arroyo Salado.
El camino empieza a cerrarse de vegetación. Al fondo la enorme laja a cuyos pies están las chorreras.
La vegetación cambia cuando penetramos en la umbría de la garganta.
(foto Contreras)
Un pequeño descanso. La hernia lumbar empezaba a protestar. Había que prestarle un poco de atención.
(foto Contreras)
El Salado antes de precipitarse por la cascada.
(foto Contreras)
Nuestro amigo JManuel posando para el recuerdo.
Hola Paco: le he dado un buen repaso a tu blog (y enlaces), al que he llegado desde dRuta, y me he llevado una agradable impresión por tus fotos y descripciones. Parece que coincidimos mucho en gustos naturísticos y por eso coincidimos en los muchos rincones que has visitado. Concretamente este (la chorrera del Salado) aún se me resiste. Estuve a principios de verano pero nos equivocamos de carril y además hizo un gran día de calor por lo que volveremos mas adelante.
ResponderEliminarTe invito a que visites mi blog en
http://josemanuelav.lacoctelera.net/
Un saludo y espero que sigamos en contacto y quizás nos veamos andando por alguna vereda.
José Manuel