(foto JM. Oneto)
En un interesante libro denominado «El Cádiz islámico a través de sus textos» de Juan Abellán, se hace referencia en las páginas 82 y 83, en una descripción anónima, a un elevado cerro y a una antigua ciudad llamada Balsana, situada en sus inmediaciones. Era uno de los distritos de la ciudad de Sidonia.«En su ladera meridional se excavó una gran cueva de la que manaba un agua muy dulce y en cuyo interior hay unos estrados construidos en la Antigüedad; cuando los habitantes de esa comarca sienten algún temor se refugian allí y se hacen fuertes dentro con sus bienes, propiedades y provisiones».
Yo no tenía ninguna idea de este lugar. Lo he conocido, este sábado pasado, gracias a los amigos Oneto y Amarillo que ya lo habían recorrido en otras ocasiones.
Quedamos en Naveros como punto de reunión (allí se aprovechó para degustar unas buenas rebanadas de pan con manteca "colorá").
Desde aquí nos trasladamos, por el Cordel de los Marchantes, a las inmediaciones del cerro. El día fresquito y con cierta amenaza de lluvia, era perfecto para caminar.
La subida es suave. Pasamos cerca de un caserío.
Los palmitos abundan en la zona
Nos encontramos varias covachas
Este cerro está compuesto por rocas de origen marino. Los fósiles dan testimonio.
El cerro supera los 200 m. de altitud y estamos alejados del mar.
Aquí las canteras fueron utilizadas por romanos y visigodos. Una de las entradas a la enorme cueva está protegida por una jaula metálica. Otras entradas se han taponado con el tiempo. En su interior se han encontrado muchos restos que prueban el paso del hombre.
El amigo Amarillo, nos llevó a dos entradas de la cueva que están parcialmente tapadas por la vegetación.Como siempre ocurre, estos lugares son aprovechados para tirar basura a su interior, por algunos desaprensivos.
pinche sobre la imagen
Ranúnculos y ombligos de Venus
El personal comentando las incidencias.
Esta escrofularia encuentra, en estas rocas, su hogar (Chaenorhinum villosus)
Más fósiles.
Restos de construcciones que aprovechaban las oquedades de la roca.
Al fondo, Vejer. La lluvia empezó a hacer acto de presencia. Las nubes impedían ver con claridad el paisaje. Pero no detuvo nuestra marcha a pesar que, en algunos momentos, el viento arreciaba. Paraguas, chubasqueros y bolsas de Cobreros salieron a la palestra.
Un par de perrillos se unieron a la ruta. Uno nos acompañó hasta el final del trayecto. Recibió su recompensa. Era lo que buscaba
Las coscojas abundaban por el cerro.
Cuando más llovía, tuvimos una dificultad añadida (las alambradas). A las angarillas les colocan candados. Así que, no hubo otro remedio que saltar como pudimos. Espero que los satélites no sacaran fotos de nuestra actuación. Eso sí, fuimos respetuosos con el medio que pisamos.
Al final, logramos llegar a la cima del Pico Frontón de 219 m de altura
La vuelta la realizamos casi campo a través, fuera de las veredas. Nos volvimos a encontrar las dichosas alambradas e incluso alambres que producían descargas eléctricas (las ponen para el ganado). La lluvia arreciaba.
Y nos llevamos una sorpresa al darnos cuenta que caminábamos sobre una calzada.
En el borde de la calzada se encontraba esta labiatae denominada Ajuga iva
Reciclaje
Pavitos preparándose para la Navidad
No faltaron las setas en las zonas más húmedas.
Entre la fauna salvaje encontré unos escarabajos
Rinoceronte, con su imponente cuerno( Oryctes nasicornes).
Este, con dos cuernos, es el macho del Typhaeus typhoeus
Al final, repusimos fuerzas y comentamos posibles rutas y proyectos. Coincidió todo con un verdadero diluvio. Nos escapamos por muy poco.
MÁS INFORMACIÓN
Hola Paco: una entrada con todo detalle de la excursión. La violeta que fotografiamos es Viola arborescens. Aguanta en flor toda la época fría y de lluvias y desaparace con las calores.
ResponderEliminarUn saludo