Este lugar está flanqueado por el norte por la Sierra de San Cristóbal y por el sur por una extensa llanura (marismas y salinas) formada por depósitos aluviales del río Guadalete. Hubo un tiempo, que el mar llegaba hasta esta pequeña meseta.
Su relieve es artificial. Se formó con las construcciones que se fueron superponiendo en el tiempo.
En primer término, el yacimiento y el pueblo de Dª Blanca; al fondo, salinas y marismas.
Este yacimiento guarda, para la investigación, las claves para una correcta interpretación de la problemática de la presencia fenicia en la bahía de Cádiz, su interrelación con los pueblos indígenas y los aspectos cronológicos relacionados con ésta.
En el siglo XVI se erigió una ermita de planta de cruz griega. Es la torre aún conservada.
Al pie de la torre se ha realizado un corte estratigráfico.
Amplias calles de hasta cuatro metros de anchura y espacios abiertos o plazas.
En una de las estancias hay unas piletas en las que se recogía el mosto procedente de otras dos situadas a un nivel superior en las que se realizaba el pisado de la uva.
Fortificaciones siglo III a. de C.
Muralla siglo VIII a. de C.
Creo, que ahora hace falta visitar el Museo Municipal de El Puerto de Santa María ,como complemento a lo que hemos visto sobre el terreno. Me imagino que allí encontraremos cosas interesantes.
Amigo Paco: Te felicito por este trabajo tan extraordinario que has consigo plasmar en el blog. Tanto la primera parte como la segunda no tienen desperdicio.
ResponderEliminarCualquiero otra Comunidad Autónoma sabría aprovechar mejor, turísticamente hablando, esos yacimientos que algunos parecen estar abandonados y es una lástima porque cuando se divulga como lo has hecho ahora tú, entran ganas de coger la mochila y largarse a verlo todo, pero si no tiene difusión poca gente llega a conocer esas fuentes de información para historiadopres y turistas que siempre se dejan su dinero en hoteles y restaurantes cercanos.
Gracias por mostranos esos vestigios tan interesantes de esa parte de nuestra provincia.
Un abrazo
Currini